Los secretos de nuestro acabado repelente al agua
¿Se ha preguntado alguna vez qué hacemos para que nuestros tejidos sean repelentes al agua?
Para responder a esa pregunta, tenemos que hablar de cómo funciona un acabado repelente al agua. Una técnica habitual es añadir una cadena de PFC (perfluorocarbono). Se trata de una cadena de carbono con flúor en cada carbono. El agua y el aceite no pueden atravesar el flúor, lo que hace que el tejido sea repelente al agua y al aceite. Suena bien, ¿verdad? Pues no. Una de las moléculas de carbono, el C8, se añadió a la lista de sustancias extremadamente preocupantes de la legislación europea sobre sustancias químicas (REACH). Es probable que sus «hermanas», la C6 y la C4, sigan el mismo camino. Symphony Mills se dio cuenta y empezó a buscar alternativas menos nocivas.
La encontramos en el Repelente al agua duradero, o DWR
El DWR también se denomina C0. Este nombre no es del todo correcto ya que, a pesar de ser mucho mejor para el medio ambiente, la sustancia sigue conteniendo carbono. Sin embargo, el carbono no tiene flúor, sino grupos terminales repelentes al agua que son cerosos y que, por lo tanto, repelen automáticamente el agua. El acabado no contiene PFC, lo que le ha valido la certificación OEKO-TEX®, pero no repele el aceite como lo hacía la serie C. Un pequeño sacrificio teniendo en cuenta los beneficios sustanciales del DWR para el medio ambiente y nuestra salud.
Ahora ya sabe que su tapicería y sus cortinas son seguras para usted, sus seres queridos y el planeta.
¿Quiere saber qué más hace Symphony Mills por el medio ambiente? Lea nuestra publicación sobre el programa #ACT.